Christine Maudy En Barcelona

A pesar de tener una formación pictórica desde la infancia, Christine Maudy ha sido durante años diseñadora de moda en París, y no fue hasta 1995 cuando decidió retirarse con su familia en el Queensland, un idílico espacio de la costa coralina australiana, y dedicarse por entero a la pintura. Sus actuales condiciones de vida le han permitido convertirse muy pronto en una prolífica pintora, con una veintena de exposiciones personales y más de 60 colectivas a sus espaldas, en Australia, Italia, España, Canadá, Dubai, Hong Kong y Francia. También ha colaborado con Greenpeace y representado a su país de adopción en acontecimientos culturales.

2005 ataraxia

Ataraxia Acrylic and oil 2005 152 x 91 cm

La unidad visual de todo cuadro está en su capacidad para adecuar forma, color y tono en un espacio acotado. En la pintura de Christine Maudy, equilibrio, contraste y color son tres referentes insoslayables. El color es un estupendo medio para vehicular emociones, y no sólo las particulares, razón por la cual es en sí mismo un lenguaje universal, que aquí nos traslada a un universo personal que refleja su fascinación por las fuerzas de la naturaleza, la indecible belleza de sentir y de vivir, la inmensidad y fragilidad de su entorno vital. Los derroteros que han tomado su expresión artística y su estilo de vida nos indican que ha interiorizado plenamente la consigna ecologista que invita a pensar globalmente y a actuar localmente. Afirma que entiende la pintura como «una experiencia interior, un diálogo y una reflexión sobre los misterios de la naturaleza y de la existencia que expreso mediante el color, la materia, el dibujo y la luz.» Se declara así mismo fascinada por el paso del tiempo, por las delebles huellas que vamos dejando atrás, siendo la pintura una manera de compartir sus emociones e inquietudes, su “ser cultural”, mediante una práctica en la que se siente libre. Tras dar la vuelta al mundo con su familia, llegó a Australia cargada de una energía liberadora que clamaba por exteriorizarse, y lo hizo dando libre curso a una inicial vehemencia cromática que tuvo mucho que ver con las fuertes impresiones que le produjeron el paisaje australiano, y con una experiencia visual del cielo, mar y desierto australianos tan frontal y variada como la que ha podido proporcionarle su condición de veterana aviadora deportiva.

C.Maudy@workSu abstracción se apoya en una retórica visual que parece haber encontrado en el color y en cierta geometría sus elementos expresivos idóneos y que, sin abundar en la reiteración, siempre anda presta a recomponerse en nuevas combinaciones cromáticas e instalaciones geométricas espaciales. Hasta 2002 no introduce elementos geométricos en su pintura. En sus cuadros anteriores hay menos variedad cromática pero sí mayor intensidad, diversidad y complejidad tonal. Suelen ser concentraciones de color —rojos, azules y amarillo sobre todo — que forcejean plásticamente para hacerse un espacio dentro del lienzo, produciendo distintas ondulaciones y fricciones, que en algunos casos llegan al desgarro, como en las dos sugerencias figurativas tituladas La Déchirure (2002). Sólo con el tiempo, aplacado el inicial arrebato sensitivo que le produjo su nuevo entorno, llegó la introspección y, con ella, la adopción de tonos más suaves y de una técnica mixta a partir de un material vinculado a la cotidianidad como base en la preparación del lienzo: arena, papel y pan de oro, fotos, dibujos, empaste de algunas zonas para disimular imprimaciones, distintas capas de collage con papel de arroz y otros ocasionales retazos de realidad y de proximidad humana.

Practica así un abstraccionismo plano, sin apenas alusión a volumen, figuras u otras referencias concretas. Sus formas geométricas remiten a un mundo primigenio de símbolos elementales, muy enraizado en la tierra. Pero no puede decirse que haya una jerarquía entre las distintas partes del lienzo, todos los elementos están ahí para contribuir al equilibrio, marcando unas pautas y estableciendo unos límites en la superficie. Los trabajos de los años 2003-2004, sobre todo éste último, tienen una mayor nitidez compositiva. Las formas geométricas son más complejas y depuradas. Se trata también de composiciones muy serenas, de tonos suaves, acreedoras de ese principio de equilibrio y armonía que rige desde entonces su obra. Pero en pintura abstracta, el significado no viene dado, sino que hay que construirlo. A partir de entonces y hasta la fecha, sus trabajos consisten en una sucesión de lecturas de sí misma, siempre distintas, renovadas, hechas con la misma aguda percepción de la existencia, la misma capacidad de contener la emoción en su punto de desbordamiento, manteniéndola ahí, suspensa, para que sólo se derrame detrás del ojo del espectador. Un punto que también lo es de equilibrio entre el color y la estructura lineal, entre lo telúrico y lo etéreo, entre la fluidez y la solidez.

The Spirit Of The Land, Collection BP 6 canvases of (80 x 80 cm) x 6 = 240 x 160 cm, 94.48 x 63.00 inches, Acrylic, oil, collage chinese rice paper, gold leaf, impasto on canvas, 2008, Collection BP Sydney

Destacan los colores básicos, esos amarillos y azules, y esos rojos tan humanamente sanguíneos, tan desconcertantes, en lienzos a menudo cuadrados, de 90 ó 120 cm. de lado por término medio —a veces más, en dípticos, trípticos o conjuntos incluso mayores de hasta seis lienzos, como ocurrirá más tarde con The Spirit Of The Land (2008, 240 x 160 cm.)—, dentro de un monocromatismo que se va degradando hasta adoptar formas compositivas que generan unas sensaciones visuales cuyas secuelas emocionales pueden ir desde el desasosiego hasta el éxtasis. Unas composiciones que, por otra parte, la artista suele acotar con simples líneas, o esbozos de geometrías diversas, cuyo cometido parece ser el de reconducir esa masa cromática para diversificar las lecturas de un mismo campo de abstracción. Muchos de sus cuadros tienen dos espacios más o menos definidos. En algunos casos, el más grande conforma, desde una mancha inicial, un área de color que se va derramando en distintos niveles de densidad que son, a la vez, una sugerencia de profundidad dentro de la planeidad general. El otro espacio suele configurarlo una o varias bandas, abajo y en los laterales del lienzo, que son variadas propuestas geométricas, de colores fuertes y contrastados aunque no siempre muy definidas, y que podemos entender como la representación de un personal orden interior. Ambos espacios se interconectan por la propuesta de complementariedad visual del conjunto, pero también por la intrusión de uno en otro, la del mundo de la geometría en el de los sueños, en una especie de intento de colonización del caos mediante el orden y el equilibrio que sólo pueden proporcionar las formas más sencillas.

Cada composición propone así una solución al caos, una resolución ordenada del reiterado encuentro entre un color invasivo y unos elementos geométricos que se reparten el protagonismo del espacio en clave de conciliación visual y espiritual. Pero no siempre se está en condiciones de saber qué fue antes, si el color o la forma, aunque en algún caso parece no haber duda.

Los temas más presentes en el imaginario de Christine Maudy se pueden rastrear en los títulos de sus cuadros. Su abstraccionismo, de carácter lírico, no es tan radical como para imitar a su admirado Mark Rothko en no titular, ni siquiera numerar sus obras, con el fin de expresar su total despersonalización y relación con el mundo real, buscando así un arte total ante cuya visión la única respuesta posible es el más absoluto silencio. Aquí, la titulación es diversa y sugerente, busca vida y significado. Remite a distintos campos semánticos y a circunstancias de la vida de la pintora. Siendo así, no nos extrañará encontrarnos con reminiscencias viajeras en títulos como African Dance (2001); Arabian Nights (2002); In the Medina, Kasbah (2003); Anembo, Autumn in China (2004); Indian Song (2005); Impressions de Voyage, Arizona Dream (2006) o June in Verona (2007), etc.

strength of love

Strength of Love Acrylic, oil, sand, on canvas 2003 120 x 120 cm

Otros remiten al color y, indirectamente, al elemento natural que lo ha suscitado, así Blue Night (2003); Red Gate (2004); Impressions (2005). En Red Gate (2004), el elemento rojo es ínfimo dentro de una composición geométrica donde domina el negro junto con tonos muy claros, y por cuya ficha técnica sabemos que fue su respuesta a un viaje a Hong Kong, una especie de diario introspectivo en el que la artista plasmó sus sentimientos y emociones mediante asociaciones visuales, colores y texturas. Lo mismo ocurre con el tríptico Autumn in China, y con otro cuadro de mismo título y año, en que la presencia del rojo es diminuta, simbólica: un atisbo de ironía política. En cambio, otros cuadros sólo azules se titularán Water Music (2001) o Still (2002); o sea, evocaciones sugeridas por el color, sobre todo en sus primeros años australianos, en que azules, rojos y amarillos están, como ya se ha señalado, omnipresentes en su pintura, como expresión del asombrado descubrimiento de su naturaleza etérea, acuática y desértica.

Otros muchos títulos de la artista se pueden reunir en dos grandes grupos, uno de los cuales estaría relacionado con la naturaleza, o lo externo; así Storm, Spring Dance (1999); Earth Song, Shore (2002); Midnight Dream, Autumn In China (2004); Vent De Sable (2006); Le Ciel Est Infini (2007); The Spirit Of The Land, Earth And Sky (2008). El Segundo Grupo Englobaría Títulos Relacionados Con Lo Humano, O Lo Interior: Passion (1999); Allegria (2001); Murmurs, (2003);  L’empreinte Du Temps, Essence Of A Moment, (2005); Shared Story, Secret Garden, Parfum De Femme (2008). De ahí que también puedan verse como palabras clave de un diario íntimo paralelo a la obra pictórica, como la expresión de un proceso existencial vivido de manera consciente y plena, y legible en su web como un libro capitulado por años. La conexión entre ambas categorías titulares, así como entre títulos y estilos, es mucho más sutil, y cada espectador es libre de buscarla interpretando, hasta donde llegue, la compleja interrelación de todos estos factores.

Es imposible, por ejemplo, soslayar las afinidades existentes entre el estilo de la mayoría de los cuadros de 2003 y sus títulos, en ambos casos de gran belleza formal y espiritual, distintos del resto de su obra en sus serenas concepciones geométricas y en un espectacular despliegue de tonos rojos y amarillos, calientes como el sol del desierto australiano. Uno colgaría cualquiera de ellos en su salón para nunca olvidar que vida y belleza son conciliables. Si nos guiamos por los mismos criterios psicologistas, podemos inferir que el año 2004 fue emocionalmente conflictivo para la artista. Es más, la correlación de las 36 producciones de aquel año presentes en su web parece querer contarnos una historia, que, desde luego, empieza con Love dance y acaba con Happiness, pero que incorpora fases como Inner Peace, Secrets & Lies, Fiat Lux. Podemos preguntarnos si se corresponden con estados de ánimo de la creadora o si cumplen otra función comunicativa. Observamos, en todo caso, que la mayoría de los Secrets tienen fondo blanco, tres son negros y uno (Secrets & Lies, 120 x 120 cm.) de ambos colores y un tamaño muy superior, casi todos ellos variaciones sobre una ideación abstracta similar, y de una gran sencillez formal. La serie Fiat lux ensaya unas composiciones que alcanzarán formas más acabadas en cuadros posteriores, por ejemplo en L’empreinte Du Temps, Sundance (2005), o en Impressions De Voyage, Essence Of A Moment (2006), todos de notable belleza formal y armonía cromática.

Parfum de Femme – Scent of a Woman Scent of a Woman, Perfumo de Mujer, 120 x 120 cm, 47.24 x 47.24 inches, Acrylic, oil, collage, gold leaf, impasto on canvas, 2008

 

Desde entonces, cada año supone una revelación en el trabajo de Christine Maudy, sin salirse de las pautas estilísticas que lo singularizan. Las composiciones se van complicando conceptualmente dentro de la misma poética de la cotidianidad, con especial predilección por el cuadrado como símbolo de perfección: véanse las complejas arquitecturas de Parfum De Femme (2008) o de Amours de Cinéma (2009). Permanece fiel a los cálidos tonos terrenales y los luminosos azules, así como al uso de líneas y contornos, no sólo delimitadores sino también generadores de espacio, como Toto Coelo Tota Terra y sus variaciones Le Ciel Est Infini 1 & 2 (2007). Rojo, marrón y blanco vuelven con nuevas propuestas combinatorias en La Maman Et La Putain o La Dolce Vita, de 2009, un año en que los títulos remiten a películas emblemáticas, no sabemos si por ellas mismas o por lo que sugieren sus títulos.

Christine Maudy es sin duda una de las creadoras australianas más interesantes del momento. Christine expone a menudo en España  y nos ofrece de contemplar directamente sus composiciones; esto es, las huellas de su creatividad sobre las del tiempo, de su propio tiempo: una oportunidad que sería una lástima y un error desaprovechar.

Wenceslao-Carlos Lozano
Universidad de Granada
May 2010

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